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martes, 19 de julio de 2016

James y el melocotón gigante


AUTOR: Dahl, Roald
EDITORIAL: Alfaguara




James y el melocotón gigante” es un cuento infantil, escrito en 1961 por Roald Dahl, en el que leeremos que James Henry Trotter un niño de cuatro años se queda huérfano y se ve obligado a ir a vivir con sus dos horribles tías; tía Sponje y tía Spiker, las cuales tratan al pobre James como si fuera un objeto desagradable. Pero un día James que ya llevaba viviendo con sus tías tres años, tropieza con un anciano que le da mil mágicas lenguas de cocodrilo y le dice que las tiene que poner en una jarra de agua y bebérselas todas de golpe, entonces su magia hará que le ocurran grandes cosas, pero al ir corriendo hacia su casa James tropezó y se le cayeron todas al lado del melocotón, James intento cogerlas, pero se metieron rápidamente por la tierra. James se quedó triste, y pensó que nunca más podría salir de aquel horrible lugar. Pero de repente empezó a crecer un melocotón qué cada vez se hacía más y más grande hasta alcanzar el tamaño de una casa, entonces sus horribles tías decidieron que la gente podría visitar el melocotón y cobradles dinero así se harían ricas. Una noche las dos tías mandaron a James a recoger la basura que los visitantes habían dejado, Mientras la recogía vio que el melocotón tenía una especie de agujero en la parte de debajo, entro por él y encontró un túnel que conducía hacia una puerta, James la abrió y encontró a unas extrañas criaturas, eran insectos gigantes.

Nº DE REGISTRO: 3412

jueves, 14 de julio de 2016

Nieve sobre Picasso

AUTOR



Un adolescente mexicano afincado en Nueva York narra su experiencia en el seno de una familia de granjeros en Dakota del Norte, con la que ha pasado un año por decisión de sus padres. La excusa de su estancia allí es un cuadro de Picasso que posee esta familia y cuya venta negocia la madre del chico, aunque el objetivo principal es que mejore su carácter independiente y egoísta. El ambiente urbano al que está acostumbrado, la desahogada posición familiar y el hecho de tener sólo una hermana chocan con el pueblo pequeño y agrícola donde viven los granjeros con sus dieciséis hijos, en una casa modesta y con pocos recursos económicos. La historia de Luis Grimaldi en su conjunto es altamente educativa, cargada de valores morales y de convivencia, pero le falta fuerza narrativa. Con estilo poco literario, el autor va describiendo de modo sistemático la vida cotidiana del protagonista en esta familia, tan ejemplar y perfecta que resulta poco creíble. Todos los hijos son estudiosos, educados y sin las reacciones típicas de los adolescentes; en el colegio tampoco hay problemas de aceptación ni de rebeldía; y hasta el pequeño romance que surge con una de las hijas parece propio de personas adultas y comedidas. Abundan las reflexiones sobre el trabajo bien hecho, la relación con Dios, la práctica religiosa y otros detalles constructivos y ejemplares, que están muy bien, pero que necesitarían algún contraste para conseguir que esta lectura sea más realista y atractiva.

© Reseñas bibliográficas Fundación Troa.

Nº DE REGISTRO: 10727 y 10733

martes, 12 de julio de 2016

Lectura insólita de El capital

lunes, 11 de julio de 2016

Viento del Norte

AUTORA: QUIROGA, Elena
EDITORIAL: Unidad Editorial



"Viento del Norte" es una novela sorprendente, sobre todo por el momento en que fue escrita y por la riqueza léxica y coloquial que encierra. Novela del pazo, novela rural. Denominaciones que utilizan los estudiosos pero que se quedan cortas y que, tal vez, han contribuido a que la autora quedara relegada a un tipo de novela regionalista o de género, cuando de algún modo, al enfrentarnos al texto, descubrimos en él esa riqueza de imágenes, de lenguaje, esa libertad de escritura, ese mestizaje que tanto nos fascinó en la literatura latinoamericana y en ese padre de los grandes escritores gallegos, en ese anarquista del lenguaje que fue don Ramón del Valle-Inclán. Escritura donde se mezclan con el castellano -ampliándolo y enriqueciéndolo- modismos, giros, frases enteras de una lengua gallega popular, llena de sabor y de gracia y, por aquel entonces, reprimida y silente. Pero de esa mezcla, de ese desparpajo, de esa libertad brota una sinfonía de imágenes y de ritmos, una ruptura del castellano apelmazado de muchos escritores de la época y un legado que a lo mejor se pierde, y es una lástima, cuando las dos lenguas se hacen autónomas y cada una bebe exclusivamente de su pasado. 

Elena Quiroga emplea un lenguaje vivo, rápido, lleno de sugerencias; diálogos vertiginosos, precisos. Y un relato con esa carga de la leyenda, de las viejas tradiciones rurales, donde se mezcla, como en la mejor novela latinoamericana escrita en esos mismos años: la creencia popular, la fantasía y el sueño. 

Hay pasión por la palabra y amor en estas páginas. Amor y savia de la naturaleza, de lo cercano, de ese ámbito, que es un ámbito cerrado, ligado todavía al sentido narrativo de la gran novela del XIX, pero contado con una violencia soterrada, la violencia de la tragedia, tragedia rural, pero también el espacio de las grandes sagas familiares, de los temores, los miedos, los odios y los rencores que nos remiten a esos gigantescos personajes, turbulentos y terribles, acosados por sus miedos y sus deseos, sus envidias y sus rencores. El mundo de Faulkner, pero también el mundo de Cumbres borrascosas, porque algo hay en esa Marcela sin domar, en esa niña salvaje y tenebrosa, pero rebelde, de la fuerza incontenible de uno de los más feroces y magníficos personajes femeninos creados por la literatura, la Catalina Earnshaw, esa muchacha indómita y brutal que corre por los páramos y que curiosamente fue creada también por una joven novelista, una mujer, Emily Bronte, cuando sólo tenía veintiocho años. 

Hay un hálito poético en todo el relato. Un restañar de los sentidos y de las sensaciones que se va filtrando en cada página. No es una novela dócil o sensiblera, sino terca y vigorosa como son tercos y como tallados en madera, pero complejos, los personajes de ese mundo de familias de toda la vida, señoritos y criados; un mundo de formalismos y pasiones encontradas, de padres terribles y mujeres acobardadas por la rutina, el qué dirán y la costumbre. La naturaleza se filtra en las reacciones de esos personajes, atrapados y al mismo tiempo soberbios, altaneros. La violencia de ese mundo de hidalgos que de nuevo nos remite al Valle-Inclán de "Águilas de blasón" pero también de algún modo al ambiente cerrado, de pasiones encontradas, de locura y miedo del Lorca de "La casa de Bernarda Alba".


Nº DE REGISTRO: 15956