AUTOR: ADIMI, Kaouther
EDITORIAL: Libros del Asteroide
Con esta novela, “Nuestras
riquezas”, que lleva como subtítulo “Una librería en Argel”, finalista de los premios Goncourt y
Médicis, la autora, Kaouther Adimi
(Argel, 1986), ha querido realizar un homenaje al editor y librero Edmond
Charlot (1915-2004), que fundó en 1936 una librería y editorial en la que se
publicaron libros de Camus, Giono, Bernanos, Vercors (de él publicó su exitoso
libro El silencio del mar), Roy, Fouchet, Kessel, Roblès, Gide, García Lorca… y
que se liquidó completamente en 2017.
La novela transcurre en dos planos cronológicos. Por un
lado, se cuenta el viaje que hace Ryad en 2017 desde París a Argel para ganarse
un dinero desmontando una biblioteca que se va a convertir en una buñolería.
Por otro, la parte más importante e interesante, se sitúa a partir de 1936
cuando el joven Edmond Charlot decide crear una biblioteca, una librería y una
editorial en un pequeño local que se llamaría ‘Las Verdaderas Riquezas’ en recuerdo de uno de los más famosos
libros del escritor francés Jean Guiono, una
aventura sin desierto ni panteras, pero una aventura al fin y al cabo’ que
le deja completamente endeudado. La librería se instala en una calle
bulliciosa, agitada y vibrante encajonada entre una pizzería y una tienda de
ultramarinos.
Pasado y presente se dan la mano para evocar la labor
intelectual de este editor y revivir también el clima literario y libresco que
se vivió en la capital de Argelia antes y después de la Segunda Guerra Mundial,
un espacio para ‘los amigos que aman la
literatura y el Mediterráneo’ y lugar de encuentro de numerosos
intelectuales franceses de la talla de André Gide, Sáint-Exupéry y, sobre todo,
Albert Camus, que tuvo una relación más estrecha con el editor. A la vez, la
librería es testigo de los cambios que se dan en Argelia durante décadas y el
doloroso proceso de independencia que vivió.
Sobre todo, la novela evoca el amor a los libros por parte
de Edmond Charlot, que hizo todo lo posible por sacar sus proyectos adelante.
En una entrada de su diario de 1938, dice: ‘Demasiado
entusiasmo, demasiadas ideas que me agotan. Los proyectos continúan surgiendo,
pero no tengo más remedio que poner freno a mis grandes sueños: mis recursos
financieros más que limitados me obligan a tener los pies en la tierra’. En
otra entrada de 1942 se queja de que no tiene ‘ni papel, ni hilo para encuadernar, ni tinta, ni nada de nada. Recorro
la ciudad buscando cualquier cosa para publicar, imprimir, editar. ¿Hojas de
árbol? ¿Tierra? ¿Barro? Ya no se me ocurre qué hacer’.
A pesar de las restricciones y dificultades, su labor se
extendió también a Francia, donde amplió en París el prestigio de su librería y
editorial. Como escribe en 1947, ‘he
pasado de una pequeña editorial artesanal a una empresa ahogada por los pedidos
y… las deudas. No duermo’. Sin embargo, la pésima situación económica le
obliga a tomar decisiones drásticas y a cerrar la editorial de París. Regresa a
Argelia cuando comienza a recrudecerse el clima político. Incluso algunas de
sus librerías sufren un atentado, ‘una
vida entera reducida a escombros’. A pesar de todo, no decrece su
entusiasmo.
La autora evoca con nostalgia aquellos años y los proyectos puestos
en marcha por Charlot. ‘Las verdaderas
Riquezas’ ocupa un lugar destacado en la memoria cultural de Argel y de la
evocadora calle Hamani donde se levantaba en árabe y francés el cartel que fue
durante décadas el estandarte de su librería: ‘Un hombre que lee vale por dos’.
Adolfo Torrecilla.
Nº de REGISTRO: 11589