EDITORIAL: Planeta
- “Los deseos de Juan Servien”, el pescador, cuando el amanecer está cerca, se asoma a saludar el cielo y la leña. Sobre todo, le encantaba el estribillo que se revolvía al final de cada versículo con sólo el cambio de una palabra. Fue su pequeña canción de cuna, que se convirtió, al capricho de las palabras, girar y girar, General, Abogado, y ministrante en el altar con sus esperanzas cariñosas. Pero Anatole France le hará vivir la Revolución.
- “Los dioses tienen sed”, la novela de Anatole France ubicada en tiempos de la Revolución Francesa, es como un examen de lo cotidiano en la época de la guillotina. El personaje Gamelin es un hombre honrado que esconde a un monstruo. Su secreto para sobrevivir consiste en saberse en un tiempo desierto de humor que crea un desierto de la seriedad. No le basta. Se contradice. Gamelin es un hombre que puede saber sin darse cuenta que el conocimiento auténtico no se refiere ni a la política ni a la historia. Y es que el tiempo del destino individual jamás debe -o puede- coincidir con el destino de la historia. Historia, política e individuo se entremezclan, pero jamás coinciden plenamente. Por los resquicios, se cuelan la novela y el novelista. France no escribe para ‘condenar’ la Revolución, sino para ‘examinar el misterio de sus actores. El misterio de una nación que se regocija viendo cortar cabezas’.
Nº DE REGISTRO: 11171
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