EDITORIAL. Alfaguara
Este libro, de
carácter autobiográfico, narra escenas de la infancia de una niña de origen
judío, cuya familia se ve obligada a abandonar Alemania en 1933. La
protagonista tiene que adaptarse a su condición de refugiada primero en Suiza y
Francia, para acabar definitivamente en Inglaterra.
Estamos ante un relato
bellísimo, cuya importancia radica precisamente en la sencillez e ingenuidad de
la trama. Toda la obra se enriquece de cosas mínimas, levísimas, que la gran
sensibilidad de la autora transcribe como son, como ella misma las vivió. Con
un estilo deliberadamente sencillo, no carente de delicioso humor, Judith Kerr va contando la agitada vida
de la protagonista, sin restarle el dramatismo que se deriva de sus especiales circunstancias,
pero limando y contrarrestando para evitar el tono deprimente o angustioso. Así
consigue una prosa agradable, expresiva, colorista y rica en imágenes, que al
mismo tiempo ilustra a los jóvenes lectores sobre unos hechos reales que, con
menos dramatismo, recuerdan el famoso "Diario" de Ana Frank. La obra
descubre todo lo que es capaz de albergar y captar el corazón de una niña cuya
infancia transcurre en las circunstancias más duras, pero en un entorno
familiar sano y alegre. La protagonista siente cómo le arrebatan su niñez,
representada en un conejo rosa de
peluche, pero logra incorporarse alegremente al mundo de preocupaciones y
responsabilidades de los adultos. La obra resulta sumamente positiva.
© Reseñas
bibliográficas Fundación Troa.
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