AUTOR: BURROUGHS, Edgar Rice |
EDITORIAL: El País |
El éxito inagotable de Tarzán quizá haya que buscarlo, entre
otras múltiples razones, en la capacidad de su creador para reunir en una sola
historia versiones de cuentos y mitos conocidos, utilizando la vida colonial
como escenario misterioso en el que los más extraordinarios episodios son
posibles. De este modo, la historia del recién nacido abandonado y adoptado por
una familia misericordiosa, de acuerdo con una genealogía de relatos que podría
remontarse hasta Moisés, constituye el arranque de la novela, sólo que en este
caso se trata de una familia de orangutanes. El desarrollo físico del huérfano,
por su parte, parece una traducción literal de la historia del patito feo, sólo
que aquí la cría débil y desgarbada a ojos de sus compañeros no resultará un
bello ejemplar de cisne, sino un humano de origen noble que acabará
imponiéndose gracias a la superioridad de la razón. Por lo que se refiere a su
educación en los conocimientos artísticos y científicos, algunos pasajes de Edgar Rice Burroughs semejan una
inversión de esas epopeyas de náufragos que deben adaptarse al estado de
naturaleza, como en Shakespeare o Defoe, de tal modo que ahora es el salvaje el
que aparece como un intruso en la civilización y debe ir haciéndose a ella.
Con estos materiales y un abanico de recursos narrativos
propios del folletín, en el que la sorpresa para el lector no reside en que
suceda lo inesperado, sino, antes, por el contrario, en que suceda exactamente
lo que espera, Burroughs construye
una novela de aparente ingenuidad e inocente fantasía en la que va inoculando
la ideología colonial. De algún modo, el personaje de “Tarzán de los monos” sólo resulta inteligible en un universo
de rígidas jerarquías en el que los salvajes están más cerca de los orangutanes
que de los humanos, y de ahí que el hombre-mono pueda aparecer como un eslabón
o estadio intermedio en el vasto interregno que media entre la civilización de
los blancos y la barbarie de los negros. Como prolongación de este universo
estratificado, Burroughs identifica
la nobleza con los británicos, y pondrá en manos de un francés el aprendizaje
de los modos sociales, de Tarzán. También los españoles tendrán su parte en el
relato como ocultadores de tesoros arrebatados a los musulmanes de la
Península, lo que dará lugar a una breve, pero sustanciosa disquisición acerca
de la compatibilidad entre el islam y el progreso, en la que ya aparecen
algunos de los argumentos que siguen siendo moneda corriente casi un siglo más
tarde.
Nº DE REGISTRO: 13073 |
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