AUTOR: VILAR, Johannes
EDITORIAL: EUNSA
EDITORIAL: EUNSA
La principal peculiaridad del dolor humano es que plantea un interrogante existencial. ¿Cómo responder? El sufrimiento es un cruce de caminos, un lugar de paso; no es nunca la estación final, en la que existe una interacción mutua entre el dolor y el amor.
El autor pretende tener en cuenta estos fenómenos y los encuadra y ordena antropológicamente, para una mayor comprensión. Pero no se detiene aquí: señala falsas vías y metas negativas, perversiones y efectos desagradables, pero también abre camino para descubrir un sentido y llegar a cumbres que enaltecen los juicios y enriquecen el homo patiens. Por ello, desde la perspectiva del sufrimiento, procura señalar también su integración en el todo personal, que comprende la componente altruista del trato con los demás hombres.
Actualmente, la incapacidad para afrontar el dolor y el sufrimiento, físico o espiritual, proviene precisamente de la falta de “cultura del sufrimiento”. Inicial- mente, son los padres quienes temen enfrentar a sus hijos con el sacrificio. Como consecuencia, se ven tentados a darles todo y de forma inmediata. Piensan que siempre habrá tiempo para sufrir más adelante o guardan la ilusión de que estos momentos no llegarán nunca para ellos. Es difícil entender cómo una persona puede resistir el advenimiento imprevisto de un dolor intenso sin haberlo experimentado antes. De hecho, estas personas están más propensas a sufrir crisis nerviosas y depresiones.
El autor pretende tener en cuenta estos fenómenos y los encuadra y ordena antropológicamente, para una mayor comprensión. Pero no se detiene aquí: señala falsas vías y metas negativas, perversiones y efectos desagradables, pero también abre camino para descubrir un sentido y llegar a cumbres que enaltecen los juicios y enriquecen el homo patiens. Por ello, desde la perspectiva del sufrimiento, procura señalar también su integración en el todo personal, que comprende la componente altruista del trato con los demás hombres.
Actualmente, la incapacidad para afrontar el dolor y el sufrimiento, físico o espiritual, proviene precisamente de la falta de “cultura del sufrimiento”. Inicial- mente, son los padres quienes temen enfrentar a sus hijos con el sacrificio. Como consecuencia, se ven tentados a darles todo y de forma inmediata. Piensan que siempre habrá tiempo para sufrir más adelante o guardan la ilusión de que estos momentos no llegarán nunca para ellos. Es difícil entender cómo una persona puede resistir el advenimiento imprevisto de un dolor intenso sin haberlo experimentado antes. De hecho, estas personas están más propensas a sufrir crisis nerviosas y depresiones.
Nº DE REGISTRO: 475
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