AUTOR: LARRA, Mariano José de
EDITORIAL: Magisterio Casals
El romanticismo encontró en los “artículos” de
Mariano José de Larra la más irónica defensa de la libertad y un agudo
diagnóstico de las enquistadas dolencias sociales de los españoles: la pereza,
la abulia, el nepotismo, la incultura, el tradicionalismo rancio, la falta de
higiene, una vasta red de apariencias señoreándose sobre la verdad... El
pesimismo de Larra, más negro según avanzaba en años su corta
existencia, nunca le hizo perder su fino sentido del humor, algo que agradece
el lector y que invita a la reflexión amable sobre la realidad española.
En Mariano José de Larra, considerado el primer gran
periodista español, conviven una imbatible actitud crítica, heredada de los
viejos ilustrados de nuestro país, y el apasionamiento romántico. Pocos
aspectos de la realidad de la época se escapan a su mirada, y su afilada pluma
se ejercita en el escarnio de errores políticos, de vicios privados, de pecados
nacionales, de lacras sociales. Sus artículos son piezas modélicas por su
desengañada ironía, por su profundidad, por la precisión y elegancia de su
estilo, por el acierto en la elección de las anécdotas y por su pericia a la
hora de relatarlas.
La obra de Larra se alza hoy, más allá del tópico del
héroe romántico, como la voz más auténtica del hombre atrapado por sus
contradicciones en una compleja encrucijada histórica, y del escritor que
convierte su denuncia en instrumento artístico. Larra creó y desarrolló
un lenguaje y unas estructuras artístico-literarias que sobreviven al paso del
tiempo y a la mitificación de su vida y de su muerte.
Larra utilizó un medio de comunicación de vital
importancia, el periódico, y se sirvió de un género que gozaba de gran éxito en
la época, el artículo. Pero a diferencia de otros escritores costumbristas
románticos, sus "Artículos" desmenuzan y escudriñan la
realidad del país, hasta sus repliegues más dolorosos. Al tiempo documento
privilegiado de un época pasada y sátira de unos males aún presentes, esta obra
de Larra, con su estilo mordaz e incisivo, sigue siendo un modelo único
de prosa viva al servicio de un ideal.
Aunque cultivó la novela y el drama, su fama se asienta en
los más de doscientos "Artículos" publicados en la
prensa de la época, en los que popularizó los seudónimos de «El pobrecito
hablador» y «Fígaro».
Nºs DE REGISTRO: 17216 y 17217