AUTOR: EURÍPIDES
EDITORIAL: Alianza
"Alcestis"
es una de las más tempranas obras supervivientes del dramaturgo griego. La obra
fue probablemente producida por primera vez en las Dionisias del año 438 a. C.,
estando ya avanzada la carrera del autor. A veces se la caracteriza como una obra
satírica y a veces como un melodrama. Apolo consiguió de las Parcas que Ademto,
a punto de morir, pudiese presentar a alguien que muriera voluntariamente en
vez de él, para que pudiera vivir un tiempo igual al que ya había vivido. Y "Alcestis", la mujer de
Admeto, se entregó ella misma cuando ninguno de los dos progenitores quiso
morir por su hijo. A poco de haber sucedido la tragedia se presenta Heracles.
La más importante de
las obras de Eurípides y uno de los trabajos que mejor representan su
concepción de lo trágico, muy distinta a la de Sófocles y Esquilo. Jasón no
solo regresó de la Cólquide con el vellocino de oro, sino que también sedujo a
la hija del rey Eetes, “Medea”.
A su vuelta a Yolco, hallan un escenario de traición familiar del que huyen
dejando un rastro carmesí. Cuando recalen en Corinto, “Medea” desplegará una pavorosa venganza contra
Jasón al descubrir que pretende a la hija del rey Creonte. Este imperecedero
personaje femenino recoge las leyendas que veían a la hechicera como una mujer
exótica y salvaje que, por amor, despierta el lado atroz de lo humano. Sus coetáneos
decían que Eurípides prefería representar «las cosas como son y no como
debieran», y ello quizá sea lo que nos sigue atrayendo de esta princesa
extranjera: su cruda realidad, su repulsión natural hacia el perjurio, su
asimilación negada, su temible ira, su compromiso con la sangre.
“Hipólito” (428 a.C.) acompaña a Medea en la cima de la
creación de Eurípides. Muestra la
terrible pasión de una mujer enamorada y la firmeza casi enfermiza de un
muchacho perfecto. Fedra desea a su hijastro “Hipólito”, casto y adepto a la diosa Artemis, quien la
rechaza. En una carta dirigida a Teseo, su esposo, Fedra acusa a “Hipólito” de haberla seducido,
acusación que tendrá graves consecuencias. Éstos son los dos personajes más
heroicos del dramaturgo, al punto de que él incurre en hybris, o insolencia
frente a los dioses. Sin embargo, media ya un abismo entre ambos y los héroes
arquetípicos de Esquilo y Sofocles, puesto que son humanos en su inconstancia.
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