AUTOR: LASSO DE LA VEGA, José S.
EDITORIAL: Rialp
El ideal educativo griego en la Antigüedad, se configuró
sobre la base de una búsqueda de la armonía entre la educación física, la
educación intelectual y la educación moral. El punto de equilibrio en la
paideia griega reside en un ideal de perfección del ser humano donde se
encuentran la razón tras el conocimiento, los valores éticos, la gimnasia del
cuerpo y la respuesta a las tareas prácticas de la existencia cotidiana.
La paideia (en griego παιδεία, «educación» o «formación», a
su vez de παις, país, "niño") era, para los antiguos griegos, el
proceso de crianza de los niños, entendida como la transmisión de valores
(saber ser) y saberes técnicos (saber hacer) inherentes a la sociedad.
El ideal de paideia estaba dado por la estructura específica
de la «polis griega», en que una casta relativamente reducida de ciudadanos,
exentos de las necesidades manuales con la excepción de la guerra, dedicaban su
vida a la participación en los asuntos cívicos. El dominio cuidado de la lengua
griega distinguía a los locales de los forasteros e inmigrantes; la expresión
oral, cuidadosamente elaborada, respondía la obligación de mostrarse como un
individuo refinado en el ágora, donde las habilidades persuasivas resultaban
cruciales. Las ciencias puras indicaban una disposición de ánimo objetiva y
poco concernida con los asuntos mundanos, una cualidad deseable en un potencial
legislador. Las proezas gimnásticas confirmaban el dominio de sí y el carácter
viril —también garantizado por el comportamiento en combate— que completaban el
perfil aristocrático.
El lugar del concepto de paideia fue ocupado en Roma por la
humanitas, que en textos de Cicerón significa claramente cultura, educación y
pedagogía propias del hombre libre y a la cual están relacionadas todas las
disciplinas. Humanitas llegó a indicar el desarrollo de las cualidades que
hacen al hombre un ser verdaderamente humano, que lo enriquecen con una cultura
y lo diferencian del bárbaro. El concepto implicaba por tanto la construcción
del hombre civil que vive y opera en la sociedad humana. De aquí proviene la
designación de "humanidades" para los estudios vinculados a la
cultura y el movimiento ideológico, filosófico, pedagógico y cultural conocido
como Humanismo que caracterizó el Renacimiento grecolatino en Europa. La noción
se rescató reiteradamente a lo largo de la historia occidental por parte de
movimientos aristocratizantes que oponían una concepción global de la formación
humana al énfasis en las habilidades prácticas; un movimiento de este tipo
inspiró a Pierre de Coubertin a restaurar la tradición de los juegos olímpicos.
Lo explica José S. Lasso
De La Vega en “Ideales de la
formación griega” al mismo tiempo que hace la comparación entre las
formas de pensar y vivir griega y la nuestra, sobre todo con las
incorporaciones materiales, intelectuales y espirituales que aportan, primero
el judaísmo y luego el cristianismo.
Nº DE REGISTRO: 6976
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