AUTOR: WOLF, Stefan
EDITORIAL: SUSAETA
Él estaba pasando el aspirador cuando sonó el teléfono. Corrió a contestar la llamada:
- De acuerdo, vamos a salir a cazar de madrugada. Estoy deseando que llegue el sábado!
Esta conversación telefónica tuvo lugar unos meses después de que aquel hombre y su esposa tinguesin un intercambio de opiniones muy fuerte.
Era un hombre con cualidades positivas, pero muy terco. Uno de sus principios era que todo el mundo tenía que hacer su trabajo al mejor posible, empezando por él mismo. Él tenía que trabajar para llevar dinero a casa, y su santa mujer debía cuidar de todo lo demás.
El matrimonio mantenía discusiones frecuentes; ella le quería hacer entender que también se podrían dar la vuelta un poco los papeles. Pero fue el tiempo y también la esposa quienes solucionar este problema.
Una tarde, volviendo del trabajo, se acercó muy contento a su mujer:
- Me dan un perro cazador. Qué suerte! Tendremos compañía en casa y podré salir a cazar.
Ella era una mujer tranquila, pero al oír estas palabras subió el tono de voz como no lo había hecho nunca:
- Siempre has dicho que las casas donde hay perro hacen hedor y hay pelos por todas partes. Si quieres tener esta bestia en casa, deberás ser tú quien tendrá cuidado de todas sus necesidades. Y, además, deberás pasar la espirador menudo.
Después de esta conversación, él cambió sus convicciones domésticas para poder disfrutar de la caza y de su perro.
El hombre tenía este punto vulnerable.
Montserrat Ballester Carnicé.
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